laurita


Instrucciones para vivir en Chile by indivisual
5 febrero, 2008, 7:51 pm
Filed under: dinamita

(experimentos del capitalismo: la infinita deuda interna)

 

 

 

El Sr. T trabaja en el supermercado de un Mall. Empezó siendo “propinero”. Su trabajo era simple: la empleada iba pasando los alimentos por la caja registradora y él los iba metiendo en bolsas de plástico. Llevaba un chaleco rojo y una gorra del mismo color con el logo de la empresa, Santa Isabel. En el chaleco tenía una chapa amarilla donde podía leerse “propinero”. A veces la gente no le daba dinero y entonces el Sr. T volvía a casa con las manos vacías después de ocho horas de trabajo. Otras veces tenía suerte y entonces volvía con mil quinientos pesos y una sonrisa que decía “¡hoy me tocó envasarle la compra al del programa de Chilevisión!” y los vecinos llamaban a su puerta para preguntarle toda clase de detalles sobre el tal tipo de Chilevisión y el Sr. T llegaba a sentirse muy afortunado y daba gracias al Señor. Un día el Sr. T vio a su compañero de trabajo metiéndose una bandeja de queso bajo el uniforme. No lo dudó un segundo y se fue a hablar con su superior. El Sr. T recibió su primera paga y el jefe lo felicitó por haber delatado al ladrón y le dijo que si seguía así pronto le darían un empleo en esa misma sucursal. Así, el Sr. T fue ascendiendo hasta llegar a encargado de reponedores. Trabaja diez horas al día así que se ha comprado una televisión plana y un Dvd y está pensando en cambiar de coche. Claro que el Sr. T no tiene dinero suficiente para comprar todo eso, pero está tranquilo. El lunes se levanta temprano y va al banco. El banco de Chile siempre está lleno. Espera tres horas y por fin lo atienden. Pide un crédito. El Sr. T decide mandar a sus hijas a una escuela de pago. No tiene para pagarla, así que vuelve al banco. Pide un crédito. Las hijas del Sr. T quieren un nuevo celular por Navidad, de esos que hacen fotografías a color. El Sr. T no tiene para pagárselo pero está tranquilo, al día siguiente va al banco. Pide un crédito. Al Sr. T le duele la espalda de cargar y descargar cajas durante todo el día. Cuando llega a casa se sienta a ver la tele pero se queda dormido. El Sr. T va al médico y se entera de que se está muriendo así que sus hijas piden un crédito para la operación. Como ahora el Sr. T no puede trabajar, porque se está muriendo, sus hijas van al Mall en busca de un trabajo. Una sirve hamburguesas y bebidas, está embarazada; la otra está tras la mesa de Información para informar a los clientes que llegan al Mall de dónde está cada tienda o dónde hay un teléfono público. El Sr. T se muere y como aún no había terminado de pagar los créditos, que se han ido haciendo más y más grandes con los años, sus hijas piden otro crédito para pagar los créditos de su padre muerto. Cuando van al Banco de Chile, la empleada sonríe, Voy a darles una buena noticia, gracias a que su suscripción con esta empresa sobrepasa los diez años, el entierro de su padre queda a cargo del Banco, no se preocupen por los gastos. Ellas se miran, se abrazan y dan gracias al Señor.


5 comentarios so far
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a cada minuto de mi pinche vida me cruzo con centenas de senor o senora T,segun mi humor me dan gana de reer o de llorar.son victimas de un sistema demasiado fuerte o culpables de ser demasiado debiles?ell@s tendran ke saber pero como todo tiene su utilidad de ell@s tambien voy aprendiendo,a cada minuto de mi pinche vida me ensenan lo ke jamas kiero ser.por eso gracias a ustedes senores y senoras T.
Laurita,nous sommes beaucoup plus que ca.n oublie jamais,le monde est pourri mais la vie est belle!!!muxu

Comentarios por tato

La sensacion al leer este post fue indescriptible…

Digamos que tengo un conflicto interno, en donde una parte de mi, acostumbrada a este tipo de situaciones vitales no se sorprende ante la cotidianidad del caso, y hasta trata de ver el lado positivo, lograron tener posesiones que de otra forma no hubieran conseguido tener…

Luego al llegar al final del texto mi otro yo se levanta y le llama la antencion al anterior… como se puede sentir felicidad ante el sistema, acostumbrados a pensar que el hecho de que tengamos MAS economicamente hablando pueda ser argumento para comparar la perdida de una vida humana?

Esto me hace recordar mi pelicula favorita «El club de la pelea» y agradezco haber aprendido en el budismo el buscar la escencia de la felicidad internamente y no depender de objetos materiales o en cualquier cosa que haga parte de tu exterior… ya que la vida fluye y todo cambia…

….En conclucion, creo que ya estamos tan domesticados que pasamos por alto las barbaridades del sistema.

Comentarios por Jesus Steer

Y quién sabe si el señor T fue feliz? solo él, de todos modos.

Comentarios por Monroy

La gente es feliz a ratitos en las horas fuera del trabajo…

Comentarios por carmanikka

Una imagen vale mas que mil palabras… esto queda al debe despues de leer tu relato. Me ha impresionado

Comentarios por Luis




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